Esta semana participé de la conferencia de la UIA, a la que asistieron representantes políticos e industriales de todo el país. En estos estos encuentros, siempre intento llevarme conocimientos nuevos, para aplicarlos y promoverlos entre los industriales de la provincia de Buenos Aires.
Hubo dos ejes temáticos que me llamaron la atención y que, de alguna manera, rompen con paradigmas muy arraigados entre los industriales.
Al primero de estos “mitos” lo resumiría así: “La inversión en investigación y desarrollo (I+D) hará desaparecer algunas industrias”. Los números expuestos en la conferencia desmienten este postulado, ya que el 80% de la inversión mundial en “I+D” se aplica a industrias manufactureras. La inversión en “I+D” vuelve más tecnológicos los productos manufacturados, pero no pone en riesgo a la industria. En este sentido, la tecnología es complementaria a las industrias manufactureras y nuestro desafío es sumarla para agregar mayor valor agregado a nuestros productos.
El segundo “mito” que se discutió es el siguiente: “El tipo de cambio alto por sí sólo impulsa las exportaciones”. Esta idea es sólo en parte cierta, ya que al analizar otros países, vemos que el factor clave que impulsa las exportaciones es la “productividad”. Es decir, todos aquellos factores que entran en juego al momento de encarecer o abaratar la cadena de valor de nuestros productos exportables.
En este sentido, si bien el tipo de cambio competitivo puede ser un incentivo, hay otros factores que tienen mayor peso al exportar: bajos impuestos, menor burocracia, pocos costos logísticos, mejor financiamiento para exportar y buena capacitación del personal. Además, vimos cómo los países que más exportan son los que mejoran permanentemente estos puntos, achicando los costos y volviendo más competitivos sus productos.
El desafío de la Argentina es trabajar sobre todos estos factores que encarecen nuestras cadenas de valor y nos vuelven menos competitivos. Un modelo de largo plazo no puede depender de un solo ingrediente como es el tipo de cambio; al contrario, debemos generar condiciones estables que nos vuelvan competitivos, sumando a la tecnología como uno de los ejes fundamentales que agregan valor a nuestros productos exportables y mejorando las condiciones de productividad.